pintura de Angélica Privalihin.
Al borde del camino hay una rosa. !Qué hermosa es!
La observamos y seguimos nuestro caminar.
Siempre seguimos. Hemos des-aprendido a tomarnos
tiempo. Sin embargo cuando uno se para a escuchar,
es cuando podemos ser encontrados por lo intemporal
en el tiempo, el Ser esencial más allá de la rosa y de
las cosas.
-Karl Dürckheim.
Una vivencia similar experimenté el otro día cuando, aminorando el paso en el valle, descubrí detalles de vida desapercibidos en un paso más inconsciente. Y sobre todo por que vi la unidad de todo ello, no la singularidad de cada detalle.
ResponderEliminarUn abrazo Delia.
Sí, son vivencias que nos sorprenden, que nos toman por asalto y nos desbordan.
EliminarUn abrazo Ernesto.
Es cuando re- tomamos el asombro de lo que nos rodea y eso nos hace feliz.
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