William Turner

26 de enero de 2009


Presencia.

KABIR
Místico
hindú
(S.XV)
d i c e:
*
¿Dónde me buscas, !oh!servidor mío?
!Mírame! estoy junto a tí.
No estoy en el templo ni en la mezquita,
ni en el santuario de La Meca,
ni en las moradas de las divinidades
hindúes.
No estoy en los ritos ni en las ceremonias;
ni en el ascetismo y sus renunciaciones.
Si me buscas de veras me verás enseguida;
y llegará el momento en que me encuentres.
Kabir dice:
Dios, !oh Santo!, es el aliento
de todo lo que respira.

25 de enero de 2009

ZEN

Un monje preguntó a Daiju:
"Pregunta: ¿Las palabras son la Mente?
"Respuesta: No, las palabras son
condiciones externas; no son la Mente.
"Pregunta: Aparte de las condiciones
externas, ¿Dónde ha de buscarse la Mente?
"Respuesta: No hay Mente independiente
de las palabras. (Vale decir la Mente está en las palabras, pero no ha de identificarse con éstas).
"Pregunta: Si no hay Mente independiente de las palabras,
¿Qué es la Mente?
"Respuesta: La Mente es sin-forma y sin-imagen. La verdad
consiste en que no es independiente de las palabras ni
dependiente de las palabras. Es eternamente serena y libre
en su actividad. Dice el Patriarca: "Cuando comprendes que
la Mente no es la Mente, entiendes a la Mente y su accionar".

Daiju escribe además:
"Lo que produce todas las cosas se llama naturaleza de Dharma
o Dharmakaya. Mediante el denominado Dharma, se significa
la mente de todos los seres. Cuando esta Mente se agita, se
agitan todas las cosas. Cuando la Mente no se agita, no hay nada
que se agite y no hay nombre.
Los confusos no entienden que el Dharmakaya, amorfo en sí,
asume formas individuales de acuerdo a las condiciones. Los
confusos toman al bambú verde por el mismo Dharmakaya,
pero si el bambú fuese el Dharmakaya, el Dharmayaka sería
idéntico a una planta. Pero el Dharmakaya existe aún cuando
no haya bambú verde. De otro modo cuando se come un retoño
de bambú, sería como comer el mismo Dharmakaya. Criterios
como éste en realidad no son dignos de mencionar".

D.T. Suzuki

19 de enero de 2009

ZEN

Cuando se le preguntó a Joshu qué
era el Tao (o la verdad del Zen),
contestó:  "Tu  vida cotidiana,  eso
es el Tao".
En otras palabras,  una existencia que 
te pertenece y es tranquila, confiada en
sí misma y  fidedigna -esta es la verdad
del Zen, y   lo  que quiero  decir cuando 
menciono  al  Zen  es  preeminentemente práctico.
 El Zen apela directamente a la vida,  sin hacer siquiera referencia  al alma,  
a Dios,  ni a  nada que interfiera o  perturbe   el curso ordinario de  la vida. 
La idea del Zen es  captar la vida tal cuál ésta fluye. En el Zen no hay nada
extraordinario ni misterioso.
Levanto mi mano; tomo un libro del otro lado de este escritorio: oigo a los
niños   que  juegan   a   la  pelota   más   allá   de mi ventana...en todo esto
practico el Zen, vivo  el Zen.  No   es  menester   ninguna  discusión  verbal, ninguna explicación.  
 No sé  por  qué, ni  es  necesaria  la explicación, pero cuando sale  el sol todo  el mundo baila jubiloso   y  el corazón de   todos   se  colma de felicidad.  Si  el  Zen  resulta concebible debe ser captado aquí.

Dice Yengo:
"El Zen se presenta directamente ante tu rostro, y en este momento la
cosa toda se deposita ante tí. Para el inteligente una palabra bastaría
para convencerlo de su  verdad,  pero  incluso  entonces,  se deslizó el
error.   Mucho más   cuando   se confía a papel   y tinta,   se   libra   a
demostración verbal o sutileza lógica; entonces se desliza mucho  más
lejos de tí. La gran verdad del Zen la poseen todos. Observa dentro de
tu propio ser y no la busques a través de los demás.  Tu  propia mente
está  por  encima  de  todas  las  formas:  es libre,  quieta  y  suficiente,
eternamente se estampa en tus seis sentidos y cuatro  elementos.  Todo
se absorbe en su luz.
Acalla el  dualismo  de  sujeto  y  objeto, olvida  a ambos, trasciende el
intelecto,  sepárate  de  la  comprensión,  y   penetra  directamente y en
profundidad dentro de la identidad de la mente búdica; fuera de ésta no
hay realidades".

El Zen nada tiene que ver con cartas, palabras ni sutras. Sólo te pide
que captes directamente lo esencial y allí descubras tu pacífica morada.

D.T.Suzuki

9 de enero de 2009

¿Cuándo es libre el hombre?

Krishnamurti responde:
"...cuándo ya no tiene motivos
para sentir miedo, envidia o
dolor...es entonces cuando
puede percibir la verdad en ca
da instante de su vida diaria..."


Cuando la mente y el corazón
están libres de toda ansiedad,
temor y sufrimiento, accedemos
al fluir permanente de la Vida
que se manifiesta y toma forma
en todo lo que existe.
Es el instante en que se percibe
la verdad de manera directa sin
representaciones, ni imágenes,
ni sensaciones; somos uno y
lo mismo con lo que se mani
fiesta.
¿Es posible alcanzar ese estado y
permanecer en él?...
¿en un instante lo alcanzamos y en
un instante lo perdemos?
...quizás intentarlo sea la mayor
aventura de la existencia...

Xul Solar está explorando ese camino en su
pintura "Místicos"

6 de enero de 2009


Bipolaridad.

"Deja que tu león descanse junto a tu cordero:
Hay adentro de tí un cordero y un león. La madurez espiritual
es la capacidad para dejar que el cordero y el león descansen
juntos. Tu león es tu parte adulta y agresiva, la que toma la
iniciativa y toma decisiones. Pero hay también un cordero te
meroso y vulnerable, la parte de tí que necesita afecto, apoyo,
confirmación y alimento."(Henri Nouwen)
El crecimiento espiritual nos lleva a la comprensión de la realidad
como una perfecta armonía de opuestos, nuestra propianaturaleza
no   escapa   a   esta   bipolaridad   que,  armonizada,  permite  la
complementación de esos opuestos. Solemos centrarnos  en uno de
esos aspectos porque nos parece mejor o más adecuado a la imagen
que queremos mostrar, y ocultamos otros por temor al rechazo, sin
admitir que uno  necesita del  otro para que nuestra individualidad 
pueda crecer sana y auténtica.
El contacto diario con lo esencial,  a través de meditación,  oración,
contemplación  u  otros  modos de  percepción espiritual  que mejor
le sirvan a   cada  uno,    es necesario para  llegar   a   la apreciación
genuina de lo Real.