William Turner

11 de noviembre de 2013

Esa es tu pena.





Esa es tu pena,
tiene la forma de un cristal de nieve
que no podría existir si no existieras,
y el perfume del viento que acarició
el plumaje de amaneceres que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul
de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio
ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante al letárgico brebaje
que sorbieron los ángeles.
Si observas al trasluz
verás pasar al mundo rodando en una lágrima.
Al respirar exhala la preciosa nostalgia
que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos,
que te convierte en reina del reverso del cielo.
-Olga Orozco

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